Londres, 13 de julio de 2025 — El césped sagrado del All England Club fue testigo este fin de semana de dos finales históricas en Wimbledon, marcadas por un dominio absoluto de los campeones, un ambiente electrizante y, también, por una controversia que divide a los fanáticos: ¿fue realmente competitivo el Grand Slam más prestigioso del mundo o se ha convertido en una pasarela de élite con resultados predecibles?
En la final masculina, el italiano Jannik Sinner se coronó por primera vez campeón de Wimbledon tras imponerse al español Carlos Alcaraz en cuatro sets: 4‑6, 6‑4, 6‑4 y 6‑4. El partido, disputado bajo el techo cerrado de la cancha central debido a la lluvia londinense, arrancó con un Alcaraz agresivo y seguro. Sin embargo, a partir del segundo set, el ritmo del murciano se desvaneció y Sinner, frío y letal, tomó control del juego.
Sinner, actual número 1 del mundo, logró su segundo Grand Slam del año tras el Abierto de Australia, consolidando un 2025 dominante. “Este título significa todo para mí. Soñé con este momento desde niño”, declaró el italiano visiblemente emocionado, aunque algunos críticos consideran que la falta de un Alcaraz al 100% físico restó brillo al título. En redes sociales, se viralizó el hashtag #WimbledonFlatFinal cuestionando la intensidad real del encuentro.
Por su parte, la final femenina fue aún más radical. Iga Świątek demolió a la estadounidense Amanda Anisimova con un implacable 6‑0, 6‑0 en apenas 47 minutos, registrando el primer “doble rosco” en una final femenina desde Steffi Graf en 1988. “No me esperaba este nivel de dominio. Todo me salió perfecto”, expresó la polaca tras el partido. Su victoria, sin embargo, generó debate: algunos analistas consideran que una final sin resistencia daña la competitividad del torneo y vuelve “anticlimática” la definición.
Anisimova, visiblemente desconsolada, apenas pudo pronunciar unas palabras. “No encontré respuestas, ella jugó en otro nivel.” Pese al descalabro, su desempeño durante el torneo fue una de las grandes sorpresas: eliminó a la vigente campeona Elena Rybakina y a la número 3 del mundo, Aryna Sabalenka. Sin embargo, el desequilibrio en la final dejó al público en silencio y generó titulares como “La final más fugaz del siglo”.
El ambiente en el All England Club fue, por momentos, una mezcla de admiración y frustración. Algunos aficionados aplaudieron las exhibiciones técnicas, pero otros abandonaron la pista central antes de que concluyera el segundo set femenino. “Pagamos una fortuna por 45 minutos de juego. ¿Dónde está la emoción?” se quejó un espectador británico a la BBC.
Más allá del debate, Wimbledon 2025 cerró con un claro mensaje: el relevo generacional está completo. Federer, Serena, Djokovic y Nadal son ahora historia viva, mientras que figuras como Sinner, Świątek y Alcaraz lideran la nueva era del tenis mundial. Sin embargo, la pregunta que ronda entre expertos y fanáticos es: ¿podrá el torneo recuperar el drama y la épica que lo hicieron inmortal?
Wimbledon siempre ha sido el santuario del tenis, pero este año dejó una mezcla de emoción, excelencia… y una dosis de duda. ¿Demasiado perfecto para ser inolvidable?



