El alemán pide el regreso de los motores V10 y desafía el rumbo ecológico de la categoría
La Fórmula 1 parecía tener su futuro asegurado bajo la bandera de la sostenibilidad, con la introducción de motores más eficientes y una transición hacia el uso de combustibles totalmente sostenibles a partir de 2026. Sin embargo, Sebastian Vettel, tetracampeón mundial retirado en 2022, encendió la polémica este fin de semana al declarar públicamente que está a favor del regreso de los motores V10, un formato que fue eliminado en 2006 por su elevado consumo y el impacto medioambiental que generaba.

“Yo pude experimentar cómo se sienten y suenan los V10. Eso era parte del espectáculo y de la experiencia de la Fórmula 1. La gente no iba a la pista solo para ver quién gana”, expresó el alemán en una entrevista difundida el domingo. Sus palabras no tardaron en dividir a la comunidad del automovilismo, generando una ola de nostalgia entre los aficionados veteranos y críticas severas de parte de analistas que ven en sus declaraciones un retroceso en el camino hacia la modernización de la categoría.
La postura de Vettel es especialmente polémica porque él mismo ha sido, en los últimos años, un defensor de la sostenibilidad y la conciencia ambiental. Durante su última temporada en Aston Martin, llegó a organizar campañas ecológicas y participar en proyectos de conservación. Por ello, su apoyo al regreso de un formato considerado contaminante ha sorprendido incluso a sus seguidores más fieles.
El expiloto profundizó en su visión: “Creo que las nuevas generaciones tal vez no valoren tanto ese sonido, pero aún pueden entusiasmarse con él. La pregunta es si la Fórmula 1 debe ser relevante para la industria automotriz. Yo pienso que no necesariamente. La Fórmula 1 debe ser un espectáculo, no un laboratorio de pruebas”. Esta declaración toca una fibra sensible: el eterno debate sobre si la F1 debe priorizar el entretenimiento o la innovación tecnológica aplicable al mercado de los autos de calle.
El calendario de 2026 marca la llegada de una nueva era de motores híbridos más eficientes, con combustibles 100% sostenibles y mayor participación de fabricantes como Audi, Ford y Cadillac, quienes se sumarán a la categoría bajo la promesa de innovación verde. La postura de Vettel, sin embargo, sugiere que la esencia del espectáculo podría estar en riesgo si la F1 se enfoca demasiado en lo “ecológico” y deja de lado lo sensorial y emocional.
Las reacciones no se hicieron esperar. El periodista británico Martin Brundle comentó en Sky Sports: “Entiendo el romanticismo de los V10, todos los extrañamos, pero la Fórmula 1 no puede regresar al pasado. Sería como negar el cambio climático y lo que significa esta industria para el futuro”. Por otro lado, cientos de aficionados llenaron las redes sociales con el hashtag #BringBackV10s, mostrando que la nostalgia sigue viva.
Incluso algunos pilotos actuales fueron consultados al respecto. Aunque no se pronunciaron directamente, varios recordaron que la F1 busca ser neutra en carbono para 2030, y cualquier desviación de ese objetivo podría poner en duda el compromiso de la categoría ante el mundo. Lo que parece un simple comentario de Vettel, en realidad, toca fibras diplomáticas y comerciales muy delicadas.
La controversia está servida: ¿debe la Fórmula 1 volver a priorizar el rugido de los motores y el espectáculo clásico sobre la sostenibilidad? O, por el contrario, ¿es momento de aceptar que la F1 del futuro será menos ruidosa pero más responsable con el planeta? Por ahora, la declaración de Sebastian Vettel ha sacudido un debate que parecía cerrado y ha vuelto a poner el pasado y el futuro de la categoría en colisión frontal.