Un espectáculo de dinero: Paul vs Chávez Jr. o el circo que llamaron “boxeo”

Anaheim, 30 de junio de 2025 — La supuesta pelea de esta madrugada entre Jake Paul y Julio César Chávez Jr. en el Honda Center, Anaheim, se convirtió en un espectáculo de dinero y marketing, más que en un evento deportivo legítimo. Muchos lo calificaron como un circo millonario, donde lo único que verdaderamente peleó fue la vena del bolsillo de los promotores.

Desde el anuncio del combate, la narrativa estuvo centrada en cifras astronómicas: Paul rompería récords de taquilla y Chávez Jr., el hijo del legendario Julio César Chávez, pondría la “credibilidad hereditaria”. El resultado: se vendieron boletos desde los 10 USD, algunos con descuentos de hasta 70 %, pero aun así se recaudaron 1.57 millones USD en taquilla —un récord para el Honda Center, según reportes de Ring Magazine—. Esto demuestra que, al final, la motivación no fue deportiva, sino económica y sensacionalista.

Dentro del cuadrilátero, la supuesta batalla se desplomó tan rápido como las gradas. Jake Paul despachó a Chávez Jr. por decisión unánime —con puntuaciones de 99–91, 98–92 y 97–93—, dominando prácticamente cada asalto. El veterano mexicano casi no aterrizó golpes efectivos: la racha fue tan predecible que la audiencia no tuvo más que resignación.

La crítica fue casi unánime. Amy A. Kaplan, de Boxing News 24, describió la pelea como “una pereza de circo montado para entretener”, denunciando que era “bullshit staged” y que Paul “abraza al rival en lugar de enfrentar la adversidad”. Piers Morgan, en el mismo tono, sentenció:

“Jake Paul está matando al boxeo con este espectáculo aburrido, montado contra púgiles ya pasados de moda”

Incluso Bob Arum, promotor histórico del boxeo, fue directo al grano:

“Jake Paul no es un boxeador. Esto no es boxeo… es un espectáculo. Chávez Jr. debería estar retirado desde hace tiempo”

l precio del pay-per-view, 59.99 USD más suscripción a DAZN, provocó otro descontento: fans acusaron a DAZN de inflar cifras por una función que prometía mucho y entregó poco . La competencia con la cartelera de UFC 317 ese mismo día —a 79.99 USD más suscripción— aumentó el contraste de calidad: una pelea real con algo en juego versus un montaje con pocos argumentos deportivos.

Chávez Jr. pagó el precio de pertenecer a una dinastía caída: con 39 años, un historial de inactividad y problemas personales, su presencia apuntaba a un retorno tardío por dinero. Como observó East Side Boxing News, este combate “solo es un freakshow de payasos, hype y narrativas vacías”. El promotor Nakisa Bidarian incluso pactó la pelea después de que Paul fuese rechazado por peleadores más sólidos como Canelo o Gervonta Davis.

Tras el combate, Paul alzó la voz retando a pesos pesados sin que nadie lo haya obligado: “Quiero ser campeón mundial… Zurdo, Badou Jack, Anthony Joshua… paren de correr”. Pero figuras respetadas como Manny Pacquiao opinan diferente:

“No creo que esto lo convierta en un contendiente legítimo” .

En resumen, la pelea Paul vs Chávez Jr. fue un concierto de ocurrencias: un evento animado por mercadotecnia, más que por mérito pugilístico. Lucieron luces, cámaras, cifras estratosféricas —10 millones USD estimados para Paul, según The Sun—, pero faltó substancia. No hubo clímax deportivo, solo un formato calculado para llenar bolsillos.

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