Tiroteo sacude sede de la NFL: Atacante dejó nota culpando al fútbol americano de provocarle CTE

Un tiroteo ocurrido el lunes por la tarde en un rascacielos de Manhattan donde opera una de las oficinas corporativas de la NFL dejó al menos cuatro personas muertas y varios heridos, entre ellos un empleado del organismo. Lo que comenzó como un confuso episodio de violencia terminó convirtiéndose en un nuevo punto de inflexión para la liga, después de que se revelara que el atacante dejó una nota de suicidio donde responsabilizaba al fútbol americano de causarle una presunta encefalopatía traumática crónica (CTE).

La Policía de Nueva York identificó al tirador como Thomas Wilker, de 35 años, un exempleado de seguridad privada que nunca jugó en la NFL ni en ligas colegiales oficiales, pero que afirmó haber practicado fútbol americano de forma intensiva en su juventud. En la carta hallada en su departamento, Wilker escribió: “Me duele la cabeza todos los días. No pienso claro. Este maldito deporte me destruyó el cerebro. Quiero que lo estudien. Quiero respuestas. Y quiero justicia.”

El hecho ocurrió en el piso 18 del edificio ubicado en la Sexta Avenida, donde la NFL mantiene operaciones ejecutivas, incluyendo áreas legales y de relaciones públicas. Según testigos presenciales, Wilker accedió con una identificación falsa y, tras confrontar verbalmente a un guardia de seguridad, extrajo un arma semiautomática y abrió fuego indiscriminadamente.

Los fallecidos incluyen dos agentes de seguridad, un oficial de policía que intentó reducir al tirador, y un ejecutivo del área de tecnología de la NFL que, según reportes preliminares, no tenía ninguna relación con el atacante. Cinco personas más resultaron heridas, entre ellas un pasante en el área de marketing y un visitante corporativo. Wilker se suicidó minutos después del ataque.

El jefe del Departamento de Policía de Nueva York, Edward Caban, confirmó en rueda de prensa: “Hemos recuperado una nota escrita a mano en la residencia del agresor. En ella expresa su deseo de que su cerebro sea estudiado por síntomas que él atribuye al fútbol americano. Es una situación profundamente trágica.”

El caso revive el polémico debate sobre el vínculo entre la práctica del fútbol americano y los daños neurológicos de largo plazo. La encefalopatía traumática crónica (CTE) es una enfermedad cerebral degenerativa causada por golpes repetitivos en la cabeza. Aunque varios exjugadores de la NFL han sido diagnosticados con CTE de forma póstuma —como Junior Seau, Aaron Hernandez o Phillip Adams—, esta es la primera vez que alguien fuera del circuito profesional realiza un acto violento bajo ese alegato.

La NFL emitió un breve comunicado el mismo lunes por la noche: “Estamos devastados por este acto de violencia sin sentido. Extendemos nuestras condolencias a las familias de las víctimas y estamos colaborando plenamente con las autoridades en la investigación. Toda pérdida de vida es una tragedia, y este suceso nos recuerda la importancia de la salud mental y el apoyo comunitario.”

Varios exjugadores reaccionaron en redes sociales. El exlinebacker Chris Borland, quien se retiró en 2015 tras solo una temporada por temor a desarrollar CTE, escribió: “Esto es desgarrador. Nadie debería llegar a este punto. La conversación sobre salud mental y traumas cerebrales en el deporte no puede esperar más.”

El suceso ya ha generado llamados por parte de asociaciones médicas y civiles a revisar los protocolos de atención psicológica para exjugadores y aspirantes. La Boston University CTE Center solicitó formalmente acceso al cuerpo de Wilker para realizar estudios neuropatológicos.

Por su parte, el alcalde de Nueva York, Eric Adams, enfatizó: “Es urgente que enfrentemos la violencia armada y la salud mental con la misma seriedad. Esto no es solo un problema deportivo, es un problema social.”

La tragedia ha puesto nuevamente en el centro del debate las políticas de prevención de la NFL, la cobertura médica para jugadores amateurs y las responsabilidades de una liga que mueve miles de millones, pero que aún enfrenta críticas por el manejo de las secuelas neurológicas en sus protagonistas —y, como se ha visto ahora, incluso en sus aspirantes frustrados.

Dejar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Scroll al inicio