El mundo de la Fórmula 1 pone su atención en el Red Bull Ring este fin de semana, donde se celebrará el Gran Premio de Austria 2025 entre el 27 y el 29 de junio. A pocos días de que los monoplazas salgan a rodar, el ambiente está más caldeado que nunca, no solo por la competitividad en pista, sino por una serie de polémicas que han agitado el paddock: tensiones entre pilotos, declaraciones cruzadas entre equipos, cambios regulatorios de la FIA y controversias técnicas han creado una tormenta perfecta.
Una de las principales fuentes de malestar ha sido la reciente normativa impuesta por la FIA que limita la libertad de expresión de los pilotos. Según el nuevo reglamento, cualquier comentario público que “comprometa la imagen del deporte o de la FIA” podrá ser sancionado con multas, pérdida de puntos o incluso suspensiones. Alex Wurz, presidente de la Asociación de Pilotos (GPDA), expresó su desconcierto: “Es inaceptable que estas medidas se impongan sin diálogo. Nos enteramos por los medios, no por una conversación formal. No es la forma de tratar a los principales protagonistas del deporte”.
La tensión también se ha avivado por el conflicto entre George Russell y Max Verstappen, que se reactivó tras incidentes recientes en pista. Russell acusó al tricampeón neerlandés de recurrir al “juego psicológico” para intimidar a sus rivales. “La gente ha sido intimidada por Max durante años. Algunos no lo admiten públicamente, pero todos lo saben”, declaró el británico de Mercedes. Verstappen, fiel a su estilo, no respondió directamente, aunque su entorno confirmó que seguirá en Red Bull Racing al menos hasta el final de 2025, blindando así la figura más dominante de la parrilla.
A esta narrativa se suma una nueva controversia técnica en torno al uso de alerones flexibles. Aunque algunos equipos han planteado sospechas sobre posibles ventajas ilegales, Stefano Domenicali, presidente de la F1, trató de restarle dramatismo: “Las polémicas técnicas siempre han existido. Son parte del ADN de la Fórmula 1. No me preocupan, al contrario, añaden sabor al espectáculo”. Sin embargo, en el paddock el murmullo es constante y varias escuderías presionan a la FIA para clarificar el reglamento antes del GP de Gran Bretaña.
En el frente de los equipos, las declaraciones no han sido menos incendiarias. Zak Brown, CEO de McLaren, arremetió contra Red Bull por el comportamiento de Verstappen durante el pasado GP de Canadá, en el que colisionó con Lando Norris. “Lo están protegiendo porque le tienen miedo. Nadie se atreve a decirlo en voz alta, pero es evidente”, afirmó Brown, generando una ola de reacciones. Helmut Marko, asesor de Red Bull, tampoco se contuvo: tras el desafortunado debut de Isack Hadjar en Australia, dijo que fue “simplemente vergonzoso”, en una crítica que fue considerada excesivamente dura por varios comentaristas y ex pilotos.
Con Oscar Piastri liderando el campeonato con 22 puntos de ventaja sobre Norris y Ferrari y Mercedes buscando recuperar terreno, el Gran Premio de Austria promete emociones fuertes en pista. Sin embargo, esta vez será el contexto extradeportivo el que pondrá aún más presión a los protagonistas. En un deporte donde cada detalle cuenta, las palabras —y el silencio— también compiten por la pole position.
