¿Puede el as de los Pira­tas con­ti­nuar arro­jando gaso­lina y man­te­nerse salu­da­ble?

Tom Verducci para Sports Ilustrated

Apro­xi­ma­da­mente el momento en que los entre­na­mien­tos de pri­ma­vera pue­den arro­jar nove­dad por mono­to­nía, la encar­na­ción del lan­za­miento ele­vado a su forma más alta se dedica a su tra­bajo en el bull­pen pre­vio al juego como un neu­ro­ci­ru­jano que se pre­para para el qui­ró­fano. Paul Ske­nes no tiene más que un pro­pó­sito pro­fundo, serio, cien­tí­fico, casi maníaco.


La última hora de sol ámbar en Sara­sota, Flo­rida., ilu­mina su ros­tro severo mien­tras Ske­nes se para tres pasos tor­cido del cau­cho del bull­pen. Él inter­viene rápi­da­mente y sin rom­per el paso o el ritmo coloca su punta dere­cha con­tra la goma, f baja en su lan­za­miento y lanza su pri­mer lan­za­miento. Algu­nos otros lan­za­mien­tos siguen de la misma manera. No existe nin­guno de los preám­bu­los casua­les del juego de atra­par comu­nes a tales ruti­nas. El Walk-in en ángulo, como se conoce el movi­miento, le per­mite a Ske­nes sen­tir el con­ta­dor de la parte supe­rior de su cuerpo mien­tras su mano coloca la pelota de béis­bol en la posi­ción car­gada. Es solo una parte clave de la cui­da­dosa coreo­gra­fía de los movi­mien­tos de Ske­nes, que están tan fina­mente cali­bra­dos como los moto­res de los avio­nes mili­ta­res con los que soñó f men­tir hasta con­ver­tirse en el lan­za­dor más domi­nante del mundo. Conoce a lan­za­do­res que lan­zan la pelota sin pen­sar, pero que nunca se giran de lado correc­ta­mente. Es un tiro des­per­di­ciado. Ske­nes no ten­drá nin­guno de esos.

A mitad de su rutina de calen­ta­miento, Ske­nes se detiene. Se hace un anun­cio a la mul­ti­tud para que se ponga de pie para el himno nacio­nal, que esta noche se toca con tam­bo­res de acero. Ske­nes coloca su guante en el suelo. Frente al des­fase f, se para con los hom­bros hacia atrás, el pecho hacia afuera, el estó­mago hacia aden­tro y la mano izquierda ali­neada con la franja que baja por la per­nera izquierda del pan­ta­lón. Junta los talo­nes y extiende lige­ra­mente las púas para que creen ángu­los de apro­xi­ma­da­mente 45 gra­dos. Se quita la gorra de Pira­tas con la mano dere­cha y se la lleva al hom­bro izquierdo.
para que su mano dere­cha cubra su cora­zón. Él man­tiene esta posi­ción de aten­ción hasta que se toca la última nota.


Ver a Ske­nes en aten­ción recuerda una famosa his­to­ria que toda­vía cuen­tan en la Fuerza Aérea, donde Ske­nes asis­tió como estu­diante de pri­mer y segundo año antes de trans­fe­rirse a LSU y ascen­der, como un cohete, a la selec­ción número 1 del draft de 2023. Era agosto de 2021. A las 4: 45 p. m., según la tra­di­ción para mar­car el final del día, el retraso de la USF en el cam­pus se redujo mien­tras sonaba el himno nacio­nal. Los cade­tes lla­ma­ron la aten­ción y salu­da­ron. La cere­mo­nia tuvo un mayor peso este día a raíz de la muerte de 13 infan­tes de marina en un bom­bar­deo en el aero­puerto de Kabul. Al mirar hacia arriba de una colina, Ske­nes notó a dos cade­tes cerca de un carrito de golf que no se habían moles­tado en lla­mar la aten­ción ade­cuada.


Ante la última nota, mar­chó cuesta arriba y se enfrentó a ellos. “Aca­ba­mos de per­der a 13 infan­tes de marina en Afga­nis­tán hoy”, dijo. “Te pones de pie para el himno nacio­nal y res­pe­tas el retraso F.”

Con la misma deter­mi­na­ción, Ske­nes está empu­jando los lími­tes físi­cos del pit­cheo. La tem­po­rada pasada, a pesar de no debu­tar en las Gran­des Ligas hasta el 11 de mayo, lanzó 100 lan­za­mien­tos al menos a 100 mph, casi el doble que cual­quier otro lan­za­dor abri­dor. Lanzó seis tipos dife­ren­tes de lan­za­mien­tos y conectó los 24 incre­men­tos entre 79 y 102 mph. Regis­tró la EFECTIVIDAD más baja (1.96) y WHIP (.095) en los últi­mos 113 años entre lan­za­do­res de pri­mer año con al menos 23 aper­tu­ras.


Lan­zar al extremo más alto de la velo­ci­dad huma­na­mente posi­ble pone al lan­za­dor en mayor riesgo de lesio­nes. Un estu­dio publi­cado en diciem­bre pasado por MLB, des­pués de encues­tar a más de 200 exper­tos den­tro y fuera del campo, iden­ti­ficó que “las cau­sas más sig­ni­fi­ca­ti­vas” de una epi­de­mia de lesio­nes de pit­cheo son “el aumento de la velo­ci­dad de los lan­za­mien­tos, el énfa­sis en opti­mi­zar ‘cosas’ and y el enfo­que del lan­za­dor moderno en ejer­cer el máximo esfuerzo.”No lo leí”, dice Ske­nes. Tam­poco pla­nea hacerlo.


Es uno de los 21 lan­za­do­res en las últi­mas cua­tro tem­po­ra­das que pro­me­dia­ron al menos 96.6 mph con su recta de cua­tro cos­tu­ras en las dos pri­me­ras entra­das de los jue­gos (con un mínimo de al menos 150 rec­tas). Die­ci­nueve de esos 21 abri­do­res de alta velo­ci­dad han sufrido lesio­nes impor­tan­tes, inclui­dos 13 con ciru­gía Tommy John. Los úni­cos dos lan­za­do­res duros ile­sos son Ske­nes, de 22 años, (empa­tado con Jacob degrom como los lan­za­do­res más duros del grupo con 99.3) y Joe Boyle, de 25 años, de los Rays, quien ha lan­zado 63 2/3 entra­das en las gran­des Ligas.
“Lo que más me inte­re­sa­ría es lo que están haciendo los mucha­chos que no se las­ti­man”, dice Ske­nes. “Lo vi el año pasado con [Arol­dis] Chap­man. Ya sabes, [Gerrit] Cole, [Jus­tin] Ver­lan­der those esos mucha­chos que pasan un período de tiempo muy largo sin las­ti­marse.”

Tres días des­pués, Cole estaba en la mesa de ope­ra­cio­nes y el Dr. Neal Elat­tra­che le reparó el codo dere­cho con una ciru­gía Tommy John.
“Te estás ins­cri­biendo en un nego­cio muy arries­gado”, dice Elat­tra­che sobre los lan­za­mien­tos de alta velo­ci­dad. “Es un riesgo mayor que nunca. Es bas­tante peli­groso.
“El cuerpo de algu­nas per­so­nas y la forma en que entre­na­ron para lan­zar tan fuerte suce­dió de una manera más natu­ral. Fue­ron gana­do­res en el con­curso de dar­wi­nismo. Sin embargo, hay muchos mucha­chos que lle­ga­ron a este nivel de com­pe­ten­cia de élite al lograr ese tipo de velo­ci­dad de una manera que no era salu­da­ble para ellos.”
Elat­ta­che puede mirar el hom­bro y el codo de un lan­za­dor y ver el riesgo sin siquiera mirar un lan­za­miento.

“Esta­mos apren­diendo más sobre la apa­rien­cia de la estruc­tura del hom­bro y el codo”, dice, ” y eso te dice lo que esa per­sona ha estado haciendo desde que cre­ció. Y algu­nas de esas carac­te­rís­ti­cas son fac­to­res de riesgo aumen­ta­dos per­ma­nen­tes.”
El con­curso de dar­wi­nismo tarda años en reve­lar su vere­dicto. Dice el lan­za­dor de los Azu­le­jos Max Scher­zer, de 40 años y en su 18va tem­po­rada en la MLB, “Lle­gue al Año 4. Admi­nis­tre sus car­gas de tra­bajo. Com­prende tu cuerpo. Enton­ces hay un umbral. Una vez que lle­gas al cuarto Año, eres bonita not no voy a decir buena, nunca eres com­ple­ta­mente buena but pero hay un umbral una vez que lo supe­ras. Su fac­tor de riesgo dis­mi­nuye con­si­de­ra­ble­mente. Su capa­ci­dad para lle­gar a los 10 años aumenta con­si­de­ra­ble­mente.”
Ya sea que Ske­nes sea un gana­dor del dar­wi­nismo o no, no se arriesga. Con su entre­na­dor de ocho años, Eugene Bleec­ker, quien pre­fiere un bigote en el mani­llar y apa­ra­tos de entre­na­miento lle­nos de agua para su

clien­tes, Ske­nes no corta esqui­nas, no engaña a los repre­sen­tan­tes, no deja imper­fec­cio­nes sin resol­ver. Su deseo de lan­zar tan fuerte como pueda durante el mayor tiempo posi­ble no es dife­rente a su posi­ción de aten­ción. Con pro­pó­sito.

“Estoy tra­tando de saber más que nadie”, dice Ske­nes. “Hay un ele­mento de casua­li­dad en ello. Tam­bién hay un ele­mento para hacer todo lo que pue­das y cono­cer tu cuerpo. Y creo que mucha gente sim­ple­mente no sabe lo que no sabe. Estoy tra­tando de ser el pri­mer chico en hacer estas cosas, ¿ver­dad?”
Algún día quiere que la gente mire hacia atrás y estu­die lo que hizo para lan­zar tan fuerte durante tanto tiempo, la forma en que piensa hoy de Cole y Ver­lan­der.
“Sí, ese es el obje­tivo”, dice. “Nadie en las gran­des ligas tiene mis cosas. Esta­mos escri­biendo nues­tro pro­pio libro. Por­que lo he inten­tado al revés. No fun­ciona. Es mi juego ahí fuera. No hay modelo para mí.”

ESTA NO es la pri­mera vez que la Fuerza Aérea pre­para a alguien para supe­rar el límite de cuánta velo­ci­dad puede sopor­tar el cuerpo humano. El Oct. El 14 de diciem­bre de 1947, el capi­tán de la Fuerza Aérea Chuck Yea­ger lanzó su avión expe­ri­men­tal Bell X-1 desde la bahía de bom­bas de un B-29 a 20.000 pies sobre el desierto de Mojave. Subió otros 22.000 pies. Allí vería si podía volar más rápido que la velo­ci­dad del sonido. Mucha gente lo pensó impo­si­ble. Los gol­pes aero­di­ná­mi­cos seve­ros cau­sa­rían ines­ta­bi­li­dad, pen­sa­ron, o, Cie­los, desin­te­gra­ción. Yea­ger empujó el motor del cohete. Siguió empu­jando hasta que el avión alcanzó las 700 mph—mach 1.06. Rom­per la barrera del sonido sor­pren­den­te­mente trans­cu­rrió sin inci­den­tes. Des­pués de 20 segun­dos, apagó el motor y se des­lizó hasta el lecho seco del lago debajo. No fue hasta ocho meses des­pués que el ejér­cito esta­dou­ni­dense reco­no­ció que se había hecho.
“La forma en que pienso en el barco, la con­fianza que tengo en él y la forma en que está cons­truido”, dijo Yea­ger enton­ces, ” Siento que pue­des atra­ve­sarlo a tra­vés de una pared de roca y no te haría daño.”


Con 6 ‘ 6 ” y 260 libras, Ske­nes está cons­truido como si pudiera lan­zar una pelota de béis­bol a tra­vés de una pared de roca. Su viaje con Bleec­ker comenzó en 2017 como recep­tor de pri­mer año en la Escuela Secun­da­ria El Toro en Lake Forest, Cali­for­nia. Bleec­ker diri­gía un cen­tro de entre­na­miento en Irvine. Ske­nes medía 6 ‘ 1 ” y 130 libras. Venía a las ins­ta­la­cio­nes cinco veces por semana. Al final del año, Ske­nes había sumado 57 libras.
Cuando era junior, Ske­nes fue a Bleec­ker con una idea: “¿Pue­des entre­narme tam­bién para lan­zar?”Bleec­ker lo puso en un mon­tí­culo. Ske­nes lanzó de 82 a 84 mph. Un año des­pués, tocó 95. Tenía marca de 4-0 con tres blan­quea­das y tres jon­ro­nes cuando el COVID-19 acabó con el resto de su tem­po­rada senior.

Des­pués de un ser­vi­cio bidi­rec­cio­nal en la Fuerza Aérea como recep­tor y cerra­dor, Ske­nes se trans­fi­rió a LSU. El entre­na­dor de pit­cheo de los Tigres, Wes John­son, fue ex entre­na­dor de pit­cheo de los Melli­zos.


“Apa­recí el pri­mer día y Wes tiene un tri­neo car­gado con 90 libras”, dice Ske­nes. “Él dice:’ Empuja esto hacia ade­lante y hacia atrás cua­tro veces.’Ya sabes, 150 pies cua­tro veces. Enton­ces vamos a hacer sal­tos y todo eso. Y así es como nos pre­pa­ra­mos para lan­zar.”
Estaba lan­zando 97 en el otoño. Sus días de cap­tura habían ter­mi­nado. Era dema­siado buen lan­za­dor. La pri­ma­vera siguiente llegó a 103.
“Todo el tiempo que estuve en la uni­ver­si­dad bási­ca­mente estaba cre­ciendo en mi cuerpo”, dice. “Y ahora estoy inte­grado en mi cuerpo. Cuando lle­gué a LSU, estaba como, estoy cons­truido. Y luego estaba mirando fotos de cuándo lle­gué a LSU ver­sus cuándo dejé LSU y pensé, Guau, por­que había una dife­ren­cia de 20 libras.

Ske­nes y su equipo, que incluye a Bleec­ker, John­son (que toda­vía tra­baja con él en la tem­po­rada baja), el entre­na­dor de pit­cheo de los Pira­tes, Oscar Marín, y una gran can­ti­dad de nutri­cio­nis­tas, entre­na­do­res de habi­li­da­des men­ta­les y otros exper­tos en alto ren­di­miento, esen­cial­mente han cons­truido el Gran Coli­sio­na­dor de Hadro­nes del pit­cheo: la res­puesta del béis­bol al ace­le­ra­dor de par­tí­cu­las más pode­roso del mundo. Ske­nes no se dedicó a tiempo com­pleto al pit­cheo hasta el otoño de 2022. En dos años y medio, ha sido la selec­ción Número 1, fue titu­lar en el Juego de estre­llas, ganó el pre­mio al Novato del Año, ter­minó ter­cero en la vota­ción del Pre­mio Cy Young y fue nom­brado abri­dor del Día Inau­gu­ral.

“Es la com­bi­na­ción de la cali­dad de los lan­za­mien­tos con la men­ta­li­dad de un ase­sino”, dice el gerente gene­ral de los Pira­tas, Ben Che­ring­ton. “Tam­bién es real­mente grande, fuerte e inti­mi­dante.
“Las com­pa­ra­cio­nes son real­mente peli­gro­sas but pero puedo hacer esta por­que se trata menos de los juga­do­res, sino más de la gente. Esto es lo que recuerdo de Moo­kie Betts. Una com­bi­na­ción de están­da­res increí­ble­mente altos, la volun­tad de tra­ba­jar para ellos, pero una pro­funda humil­dad en la forma en que rea­li­zan su tra­bajo.”


LA velo­ci­dad PROMEDIO de cua­tro cos­tu­ras en MLB ha aumen­tado cada año durante las últi­mas seis tem­po­ra­das com­ple­tas. Debido a que el cuerpo humano ya está cerca de su límite en cuanto a la velo­ci­dad de rota­ción que puede sopor­tar, los aumen­tos son incre­men­ta­les. Pero el uni­verso de los lan­za­do­res de élite se está expan­diendo rápi­da­mente. El número de lan­za­mien­tos de MLB lan­za­dos a 100 mph o más se tri­plicó solo en los últi­mos siete años. El número de lan­za­do­res que conec­ta­ron tri­ples dígi­tos aumentó un 55% en ese tiempo, de 40 en 2017 a 62 el año pasado.

La velo­ci­dad extrema, que alguna vez se pensó que era un regalo de la natu­ra­leza, ahora se acepta como un pro­ducto de crianza, dado el éxito que han tenido los cen­tros de entre­na­miento y los labo­ra­to­rios de lan­za­miento con pro­gra­mas de pelota pon­de­rada, pelo­tas plyo, cáma­ras de movi­miento de alta velo­ci­dad y otras inno­va­cio­nes. Uno de los peli­gros, dice Elat­tra­che, es cómo los ado­les­cen­tes adop­tan tales meto­do­lo­gías cuando sus cuer­pos no pue­den sopor­tar las fuer­zas. Sus pla­cas de cre­ci­miento están abier­tas, y care­cen de la fuerza cen­tral y glú­tea y la fle­xi­bi­li­dad de la espalda para lan­zar con la mecá­nica ade­cuada. Estos son los lan­za­do­res duros en los que Elat­tra­che puede ver el pre­cio del riesgo estruc­tu­ral en el codo y el hom­bro.
“Ten­drás mucha­chos que vie­nen físi­ca­mente y no pare­cen que debe­rían poder ser un tipo de alto velo”, dice Elat­tra­che. “Ellos son 5′ 10″, 5′ 11”, seis pies, 190 libras, 180 libras, y sabes que han estado haciendo un entre­na­miento de alta velo­ci­dad a menos que estén cons­trui­dos como un liniero defen­sivo de cin­tura para abajo. Es real­mente difí­cil gene­rar la velo­ci­dad en las par­tes del cuerpo que se supone que debes, los gene­ra­do­res de ener­gía segu­ros. Esas son tus pier­nas, tu tra­sero y tu torso. De ahí viene la velo­ci­dad.


“Enton­ces tie­nes que tener fle­xi­bi­li­dad en la columna ver­te­bral para que la dife­ren­cia entre la rota­ción de las cade­ras y los hom­bros sea óptima . No pue­des obte­ner ese tipo de poder de forma natu­ral en una per­sona de baja esta­tura.”
Jared Jones, uno de los com­pa­ñe­ros de equipo de Ske­nes en Pitts­burgh, mide gene­ro­sa­mente seis pies y 190 libras y es el cuarto lan­za­dor más duro entre el grupo men­cio­nado de 21 (98.2 mph). Jones, de 23 años, dice que medía 5′ 6″ o 5 ‘ 7 ” y pesaba 150 libras cuando era estu­diante de pri­mer año de secun­da­ria. “Desde mi pri­mer año hasta mi segundo año pasé de 90 [mph] a 97”, dice des­pués de una salida de entre­na­miento de pri­ma­vera.

Pesa 70 libras menos que Ske­nes y lanza casi con la misma fuerza. “Somos dos lan­za­do­res muy dife­ren­tes”, dice Jones. “Él tra­baja más de este a oeste y yo tra­bajo más de norte a sur.”
Dos sema­nas des­pués, Jones, quien se per­dió dos meses por una dis­ten­sión abdo­mi­nal la tem­po­rada pasada, fue sus­pen­dido por una lesión en el codo.
Cuando se le pre­gunta si le preo­cupa la velo­ci­dad, Che­ring­ton dice: “Sí, por supuesto. Tene­mos un grupo de lan­za­do­res jóve­nes que lan­zan duro. Por supuesto, estás con­te­niendo la res­pi­ra­ción un poco. Tam­bién esta­mos tra­tando de ganar par­ti­dos. Los pro­pios lan­za­do­res, ¿real­mente los esta­mos ayu­dando en sus vidas y carre­ras si tra­ta­mos de ale­jar­nos de eso?
¿de alguna manera? Cons­trui­ría el mejor apoyo posi­ble a su alre­de­dor, cons­trui­ría las mejo­res estra­te­gias de recu­pe­ra­ción posi­bles y segui­ría apren­diendo sobre las mejo­res estra­te­gias de pre­ven­ción.
“No le voy a decir a Jared Jones que vaya más des­pa­cio. Estos son atle­tas com­pe­ti­ti­vos que quie­ren ser las mejo­res ver­sio­nes de sí mis­mos. Incluso si lo hiciera, él no me escu­chará. Él sabe lo que toca.”


A estas altu­ras, el riesgo de lesio­nes por lan­zar con fuerza es bien cono­cido. Un estu­dio de 2018 rea­li­zado por el exen­tre­na­dor de los Medias Rojas Mike Rei­nold, por ejem­plo, siguió a atle­tas de secun­da­ria en un pro­grama de entre­na­miento con pelota pon­de­rada de seis sema­nas. Des­cu­brió que obtu­vie­ron una mejora del 3% en la velo­ci­dad, pero sufrie­ron una tasa de lesio­nes en el codo o el hom­bro del 25%. (La mayo­ría ocu­rrió en la tem­po­rada siguiente.) El autor escri­bió más tarde: “Según lo que hemos apren­dido, esto parece tener sen­tido. Sabe­mos que lan­zar pelo­tas pesa­das es un estrés adi­cio­nal para las arti­cu­la­cio­nes. Sabe­mos que aumen­tan la rota­ción externa del hom­bro. Sabe­mos que esto puede mejo­rar la velo­ci­dad, pero tam­bién aumen­tar la ten­sión en el brazo.”
Un ligero aumento en la velo­ci­dad con mayor riesgo de lesio­nes es un trato que la mayo­ría de los lan­za­do­res jóve­nes acep­tan con gusto. De 2010 a ’20, los equi­pos de MLB reclu­ta­ron y fir­ma­ron a 94 lan­za­do­res fuera de la escuela secun­da­ria en la pri­mera ronda, prin­ci­pal­mente debido a la alta velo­ci­dad. Casi un ter­cio de ellos (31) nunca han jugado un día en las gran­des ligas. Casi dos ter­cios de ellos (61) nunca acu­mu­la­ron tanto como dos gue­rras pro­fe­sio­na­les. Los mejo­res de ellos, Max Fried, Blake Snell, Noah Syn­der­gaard y José Berrios, lan­za­ban entre 90 y 94 mph en la escuela secun­da­ria.
Los Tigres selec­cio­na­ron a Jack­son Jobe fuera de la escuela secun­da­ria con la ter­cera selec­ción del draft de 2021. Jobe, que mide 6′ 2″ y pesa 190 libras, alcanzó 96 mph en su ter­cer año y 99 en su último año. Este entre­na­miento de pri­ma­vera pro­me­dió 97.9 mph en su recta de cua­tro cos­tu­ras, solo detrás de Hun­ter Greene (99), Sandy Alcan­tara (98.4), Jack Lei­ter (98.3) y Ske­nes (98) entre los titu­la­res.


“Una vez que el caba­llo sale del esta­blo y ves que los mucha­chos pue­den tener más éxito lan­zando cien o haciendo que una pelota rompa 21 pul­ga­das, no vas a lograr que giren menos o la tiren con menos fuerza”, dice Elat­tra­che. “Lo único que real­mente pue­des hacer de manera rea­lista es pro­por­cio­nar menos expo­si­ción. Expo­si­ción pro­te­gida.”


Es un con­cepto que Elat­tra­che llama ” des­carga.”En los últi­mos 10 años, el pro­me­dio de sali­das ha dis­mi­nuido de 96 lan­za­mien­tos a 85. Nin­gún lan­za­dor menor de 23 años ha lan­zado 162 entra­das desde que Alcán­tara lanzó 197 entra­das para los Mar­lins en 2019. (Explotó cua­tro años des­pués.) La siguiente fase implica dar más des­canso a los lan­za­do­res y cor­tar bull­pens de alta inten­si­dad. Ske­nes, Jones, Lei­ter (25) y Jobe (22), son parte de una nueva gene­ra­ción de lan­za­do­res de élite que lan­za­rán más fuerte pero con menos fre­cuen­cia.


El plan de los Tigres para Jobe, por ejem­plo, es redu­cir sus lan­za­mien­tos entre aper­tu­ras y mane­jarlo durante apro­xi­ma­da­mente 130 entra­das esta tem­po­rada. (Lanzó 97 entra­das el año pasado.) “Dos cosas impor­tan”, dice Scott Harris, pre­si­dente de ope­ra­cio­nes de béis­bol de los Tigres, sobre moni­to­rear a Jobe y a los lan­za­do­res duros jóve­nes como él. “Uno, tra­ta­mos de enfo­car­nos en cómo se mueve su cuerpo, por­que el poder y las for­mas ema­nan de la forma en que tu cuerpo se mueve en el mon­tí­culo . Lo segundo es que un sis­tema de desa­rro­llo es real­mente impor­tante. Iden­ti­fi­car a los juga­do­res ade­cua­dos es impor­tante. Pero el sis­tema de desa­rro­llo en el que los está colo­cando tam­bién es impor­tante.”


CINCO ONZAS. Eso es todo lo que pesa una pelota de béis­bol, apro­xi­ma­da­mente lo mismo que tu telé­fono celu­lar. Pero el movi­miento de lan­za­miento es tan vio­lento que hay un mili­se­gundo cuando el liga­mento cola­te­ral cubi­tal está ame­na­zado de daño solo por el peso de la pelota de béis­bol.


El momento de la expo­si­ción se pro­duce justo des­pués de la máxima recli­na­ción, cuando el codo está fle­xio­nado y los dor­sa­les comien­zan a dis­pa­rarse para rotar inter­na­mente el brazo y moverlo hacia ade­lante. Es el punto de máxima ace­le­ra­ción, el pisar el ace­le­ra­dor del movi­miento de lan­za­miento. El peso de la pelota pro­voca un pequeño retraso entre la fle­xión de la parte supe­rior del brazo y la vio­lenta rota­ción interna del húmero. “En ese retraso de mili­se­gun­dos”, dice Elat­tra­che, ” es cuando el liga­mento está algo solo. Toda la ten­sión se dirige al lado medial del codo, donde ese pequeño liga­mento está ahí para valerse por sí mismo.”
Para tomar pres­tado de la ana­to­mía anti­gua, la UCL es el talón de Aqui­les del pit­cheo. Un lan­za­dor puede entre­nar como una loco­mo­tora de vapor, desa­rro­llar mús­cu­los en pis­to­nes de fuerza magra y con­tro­lar el sueño y la nutri­ción como un astro­nauta. Pero no hay nada que el lan­za­dor pueda hacer para for­ta­le­cer su UCL, una línea de vida de lan­za­miento de solo 26.7 milí­me­tros de largo. “Enton­ces,”


Elat­tra­che dice: “lo que hay que espe­rar es que la can­ti­dad de tiempo que el liga­mento está viendo ese tipo de dis­ten­sión se mini­mice debido a la mecá­nica.”
Mecá­nica es una pala­bra de la vieja escuela. El lan­za­miento y las fuer­zas sobre el hom­bro y el codo han cam­biado tanto que, en com­pa­ra­ción con incluso hace 10 años, como dice Elat­tra­che, lan­za­do­res como Ske­nes y Jobe enfren­tan “un juego de pelota dife­rente al que están haciendo y la forma en que sus cuer­pos se están moviendo. Hay algu­nas reglas físi­cas que se apli­can, pero lo que están haciendo ahora es lo sufi­cien­te­mente dife­rente y las fuer­zas con las que están entre­nando y actuando son lo sufi­cien­te­mente dife­ren­tes como para que ten­ga­mos que idear un método dife­rente para man­te­ner­los en el deporte.”
“Mecá­nica” suena dema­siado torpe. Ske­nes y Bleec­ker hablan de” movi­miento”, “fa baja” y “flo­tante”, como si esto fuera más ballet que un pro­yecto de cons­truc­ción. Tales tér­mi­nos for­man la base de cómo entre­nan: domi­nar movi­mien­tos fina­mente teji­dos y espe­cí­fi­cos de habi­li­da­des que se tra­du­cen en el mon­tí­culo sin la ten­sión de lan­zar la pelota de béis­bol.


Uno de sus ejer­ci­cios favo­ri­tos con­siste en atar lo que parece el saco de dor­mir de un mochi­lero a la parte pos­te­rior de los hom­bros de Ske­nes. Es un cilin­dro de plás­tico lleno tal vez una cuarta parte del camino con agua. Con las manos en la bolsa de agua, Ske­nes imita los giros pél­vi­cos y de los hom­bros de su parto. Él puede hacer el tala­dro en un mon­tí­culo o en un terreno fér­til. En el momento en que el lan­za­dor pierda el ángulo ade­cuado de la columna ver­te­bral o los hom­bros, el agua se derra­mará hacia un lado, como la bur­buja en un nivel. La retroa­li­men­ta­ción es ins­tan­tá­nea. La ines­ta­bi­li­dad desde arriba obliga a Ske­nes a crear esta­bi­li­dad en su mitad infe­rior.


Como un lan­za­dor alto y muy pro­mo­cio­nado que fue selec­cio­nado Número 1 en el draft de la uni­ver­si­dad, Ske­nes a menudo es com­pa­rado con el ex dere­cho de los Nacio­na­les Step­hen Stras­burg, cuya carrera se vio trun­cada por lesio­nes. Ambos tie­nen una pecu­lia­ri­dad en su entrega: Des­pués de sacar la pelota de su guante, levan­tan el codo dere­cho más alto que el hom­bro dere­cho y luego giran el brazo a la posi­ción car­gada. Pero hay una gran dife­ren­cia en el momento en lo que res­pecta al riesgo de lesio­nes.


El momento de la ver­dad en una entrega es cuando el pie delan­tero toca el suelo. Ese es el momento, el comienzo de lan­zar un puñe­tazo. En ese momento, la pelota debe levan­tarse en su posi­ción car­gada y la fle­xión del brazo debe ser de 90 gra­dos o menos. Cuando el pie de Stras­burg ate­rrizó, el balón aún no había sido ele­vado. Llegó “tarde”, un retraso rojo impor­tante que crea más ten­sión en el hom­bro, lo que con­duce a un mayor tor­que en valgo en el codo. Ske­nes en el golpe con el pie, a pesar del codo alto tem­prano, tiene el balón en la posi­ción car­gada y el brazo en un ángulo de 90 gra­dos.
Luego viene el secreto de la entrega de Ske­nes, la parte que ha tra­ba­jado más duro para domi­nar. Es la sepa­ra­ción entre las rota­cio­nes de la pel­vis y el torso. “Si el dife­ren­cial en su rota­ción es mayor, menor será el esfuerzo que ten­drá que rea­li­zar para gene­rar velo­ci­dad con su brazo”, dice Elat­tra­che. “Es lo mismo en el swing de golf, por cierto. Tiger [Woods] solía refe­rirse a él como el fac­tor X.”


A medida que las cade­ras de Ske­nes giran, sus hom­bros per­ma­ne­cen cua­dra­dos hasta la ter­cera base. Piense en abrir un frasco de pepi­ni­llos obs­ti­nado sos­te­niendo la tapa y girando el reci­piente, creando poder a tra­vés de fuer­zas opues­tas. Mien­tras Ske­nes gira los hom­bros para lan­zar el balón, su columna ver­te­bral está erguida y está tra­ba­jando en un plano late­ral. Él está trans­fi­riendo ener­gía de manera efi­ciente por su columna ver­te­bral. Un lan­za­dor sin un dife­ren­cial de rota­ción ade­cuado debe com­pen­sarlo arqueando la espalda. El ado­les­cente que ha sido entre­nado para lan­zar con fuerza pero no tiene la fuerza cen­tral o el tiempo para un dife­ren­cial ade­cuado genera poten­cia de manera inse­gura a tra­vés de la angu­la­ción del hom­bro o el brazo detrás de él.
No fue hasta que Ske­nes llegó a LSU que logró el momento de este dife­ren­cial rota­cio­nal. Había estado girando los hom­bros dema­siado pronto. “Lo que más desa­rro­llé mien­tras estuve allí es solo la con­cien­cia cor­po­ral”, dice.


Cuando la mano de Ske­nes final­mente sigue las cur­vas de sus cade­ras y torso, suelta la pelota por una ranura baja. Aun­que Ske­nes es más de seis pul­ga­das más alto que Jones, su punto de lan­za­miento es casi tres pul­ga­das más bajo que el de Jones y cua­tro pul­ga­das más bajo que el pro­me­dio de MLB.
“Tomó algo de tra­bajo lle­gar allí”, dice Ske­nes. “Ahora es natu­ral. Creo que parte de eso fue atra­par a la Fuerza Aérea por­que tie­nes que que­darte allí. Pero miro videos de cómo solía ser y creo que mi torso tenía el mismo ángulo más o menos, pero mi brazo estaba [más alto]. Pero real­mente, una vez que lle­gué a LSU, mi pecho se ace­leró, mis cade­ras se ace­le­ra­ron, todo se ace­leró y eso natu­ral­mente me llevó aquí [más abajo].”
Des­pués de siete años de tra­bajo de labo­ra­to­rio, Ske­nes encon­tró una manera de que su brazo se moviera de manera más natu­ral. Dirige su ener­gía en un camino suave hacia el plato de home con tal fuerza que toda­vía tiene ener­gía para dis­pen­sar en la fase de desa­ce­le­ra­ción. Como el dis­paro de un cañón, hay retro­ceso y retro­ceso. Su pierna dere­cha se balan­cea frente a él. Su brazo dere­cho y sus hom­bros se balan­cean hacia atrás en la direc­ción de donde vinie­ron. Ske­nes y Bleec­ker tra­ba­jan en esta acción de retro­ceso en los tala­dros de bolsa de agua.


Bleec­ker dice que el retro­ceso aumenta la velo­ci­dad y reduce la ten­sión en el codo. El lan­za­dor del Salón de la Fama Pedro Mar­tí­nez, un lan­za­dor de poca poten­cia, tuvo este mismo tipo de acción de retro­ceso.


Pón­galo todo junto, y en solo tres tem­po­ra­das como lan­za­dor de tiempo com­pleto, Ske­nes ha creado lo que él cree que es una forma alta­mente efi­ciente de mover su cuerpo. Antes del draft de 2023, Bleec­ker pro­dujo un video de la entrega de Ske­nes en el que dijo: “Si eres un equipo de gran­des ligas y estás viendo esto y estás pen­sando en un tipo como este, no debe­ría haber nin­gún tipo de preo­cu­pa­ción por lesio­nes que la gente gene­ral­mente tenga.”


Lan­zar es más peli­groso y cos­toso que nunca. La tem­po­rada pasada, los equi­pos gas­ta­ron 6 688.3 millo­nes en 167 lan­za­do­res lesio­na­dos, lo que repre­senta el 14% de todo el dinero pagado a los juga­do­res. Ese costo para los equi­pos de lan­za­do­res que no pue­den lan­zar más del doble en solo siete años (de 3 329.3 millo­nes en 2017). Las lesio­nes son cada vez más gra­ves. Los lan­za­do­res lesio­na­dos estu­vie­ron ausen­tes durante un pro­me­dio de 92.1 días, frente a 70.7 en 2017.
“Siento más que nunca”, dice Che­ring­ton, ” que por pri­mera vez hay un pano­rama de per­so­nas que real­mente se están tomando esto en serio. OK, ¿cómo apren­de­mos todo lo que nece­si­ta­mos apren­der para comen­zar a des­cu­brir si hay solu­cio­nes?”


En lo pro­fundo de ese pai­saje se encuen­tra Ske­nes. Es posi­ble que haya supe­rado las anti­guas res­tric­cio­nes de tamaño de la Fuerza Aérea y se haya vuelto dema­siado buen lan­za­dor para ser recep­tor. En poco tiempo su deter­mi­na­ción lo llevó a defi­nir el estado del arte del pit­cheo. “Extraño gol­pear bom­bas”, dice sobre sus días de ida y vuelta, ” pero no extraño pon­charme. Creo que solo tengo una mente para el juego de sacar a los batea­do­res más que ven­cer a los lan­za­do­res.
“Es diver­tido ven­cer a los batea­do­res con cosas. Pero creo que ven­cer a los batea­do­res con el juego men­tal es lo más diver­tido. Eso es lo más satis­fac­to­rio, cuando sabes lo que están pen­sando y lo explo­tas.”


En 1948, cuando la Fuerza Aérea final­mente le per­mi­tió a Yea­ger hablar con la prensa sobre cómo rom­per la barrera del sonido, les dio poco con lo que tra­ba­jar. “Una sen­sa­ción agra­da­ble”, fue como des­cri­bió el momento his­tó­rico.


“Si tie­nes una mina de oro”, explicó sobre su reti­cen­cia, ” no le dices a nadie dónde está.”


Ske­nes es el Chuck Yea­ger de los lan­za­do­res. Él no solo está empu­jando el sobre; él lo está rees­cri­biendo. Así como Yea­ger tenía inge­nie­ros detrás de escena que hicie­ron actua­li­za­cio­nes al esta­bi­li­za­dor ajus­ta­ble del X-1, que sua­vizó el aire bajo, per­mi­tiendo que el rom­pi­miento del récord suce­diera de manera segura en la novena carrera, Ske­nes tiene un equipo tra­ba­jando para miti­gar el riesgo de lan­zar a altas velo­ci­da­des. Y al igual que Yea­ger, guarda muchos de sus secre­tos cerca de su cha­leco f light.


“De la forma en que me gusta pen­sarlo”, dice Ske­nes, ” estoy a la van­guar­dia con todo lo que hago. Si lo soy o no, es otra cosa. Real­mente no lo sé.


“Y quiero ser el tipo que resuelva algo antes que nadie y que la gente a mi alre­de­dor resuelva las cosas antes que nadie. Nue­va­mente, sea o no ese el caso, es difí­cil saberlo por­que si tie­nes una ven­taja, no que­rrás com­par­tirla. Lo verás antes de que te ente­res.”


Ver a Ske­nes lan­zar una pelota de béis­bol es como ver el f lyby de un F-15E Strike Eagle, una mara­vi­lla de la inge­nie­ría que pesa casi 19 tone­la­das pero que puede aumen­tar hasta Mach 2.5. Esta­mos cau­ti­va­dos no por­que estas máqui­nas exu­den valo­res sepa­ra­dos de emo­ción y peli­gro, sino por­que, como tren­zas de un cable de acero, están tan entre­la­za­das que se con­vier­ten en una sola. A este nivel de velo­ci­dad no puede haber una sin la otra.

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