El torneo eliminó por completo los jueces humanos de línea en favor de un sistema electrónico de voces automatizadas, desatando opiniones divididas entre jugadores, expertos y aficionados.
Londres, Inglaterra – 28 de junio de 2025. Wimbledon, uno de los torneos más tradicionales del mundo, dio un giro histórico este año al eliminar a todos los jueces de línea y reemplazarlos por un sistema de llamadas electrónicas automatizadas con voces grabadas. El cambio ha generado un fuerte debate entre quienes aplauden la innovación y quienes lamentan la pérdida del elemento humano.
El sistema, similar al que ya se usa en torneos como el US Open, detecta de manera automática si la pelota fue buena o mala y lo comunica mediante voces grabadas. La decisión fue tomada por el All England Club para garantizar mayor precisión, eliminar errores humanos y agilizar los partidos, especialmente en pistas secundarias.
“Los errores arbitrales han costado partidos enteros. Esto le da justicia al deporte”, opinó Aryna Sabalenka, actual número 2 del mundo. Por su parte, el británico Cameron Norrie señaló: “No extraño las discusiones. Me concentro más en el juego”.
Sin embargo, figuras como John McEnroe han expresado preocupación: “Parte del alma de Wimbledon era la presencia de los jueces. Esto lo vuelve todo muy frío, muy artificial”. Además, muchos lamentan que el cambio haya dejado sin trabajo a más de 275 jueces de línea, aunque el torneo reubicó a 80 de ellos en otras funciones.
Algunos jugadores también han comentado lo inquietante que puede ser escuchar voces artificiales con diferentes acentos dependiendo de la pista. “En la Pista 2 te gritan ‘out’ con acento americano, y en la 5 es británico. Es raro, pero uno se adapta”, dijo entre risas el francés Gaël Monfils.
El debate continúa en redes sociales, donde aficionados divididos discuten entre preservar la tradición o avanzar hacia la modernización total del deporte. Wimbledon, con su decisión, parece haber dejado claro que el futuro del tenis será cada vez más digital, incluso en su catedral más clásica.