Todo o nada. Manchester United y Tottenham Hotspur se juegan más que un título cuando se enfrenten este miércoles en la final de la UEFA Europa League 2025 en San Mamés, Bilbao. El ganador no solo levantará un trofeo europeo, también asegurará su clasificación a la Liga de Campeones 2025/26, un salvavidas deportivo y financiero. El perdedor, en cambio, afrontará un verano de incertidumbre, sin competiciones europeas y con su proyecto deportivo en entredicho.
Ambos clubes llegan a la cita en medio de una de sus peores campañas en la Premier League. El United, bajo las órdenes de Ruben Amorim, marcha 16° con un récord negativo histórico de 18 derrotas. Los Spurs, dirigidos por Ange Postecoglou, están apenas un puesto abajo con 21 caídas, su peor registro en la era moderna.
Pese al mal momento, el Manchester United podría cerrar su tercera temporada consecutiva con trofeo, tras ganar la Copa de la Liga en 2023 y la FA Cup en 2024. Para Tottenham, el panorama es distinto: no gana un título desde 2008 y no ha sido suficiente el paso de entrenadores de élite como Mourinho o Conte. Postecoglou, que acostumbra levantar trofeos en su segundo año con los equipos que dirige, tiene la oportunidad de romper esa sequía.
La clasificación a Champions también representa una oportunidad económica importante. El torneo europeo repartirá más de 2,700 millones de dólares en esta edición, y solo el campeón pasado, el Real Madrid, ingresó 154 millones. En un contexto de recortes para el United y de reconstrucción para los Spurs, el premio va mucho más allá del prestigio.
“No cambia la temporada, pero nos ayuda a recuperar credibilidad”, dijo Amorim. Postecoglou, por su parte, subrayó: “Siempre supe que en el segundo año ganaba un trofeo. Ojalá se mantenga esa historia”.
Esta final inglesa en Europa será, más que un partido, un punto de quiebre para dos gigantes que buscan volver a ser protagonistas.