El siete veces campeón del mundo Lewis Hamilton protagonizó una de las escenas más explosivas del Gran Premio de Brasil 2025. Tras recibir una penalización de cinco segundos por un choque con Franco Colapinto, el británico estalló por la radio: “Estos tipos son una broma. Una completa broma”. Su comentario, transmitido en directo, recorrió el paddock y desató una tormenta mediática contra los comisarios de la FIA.
El incidente ocurrió durante las primeras vueltas, cuando Hamilton intentó un adelantamiento y su monoplaza tocó al Williams de Colapinto. El golpe dañó el alerón delantero y afectó la suspensión trasera del Ferrari, dejándolo sin opciones de remontar. Poco después, el equipo decidió retirarlo por precaución.
“Es un fin de semana para olvidar”, dijo Hamilton a los medios tras la carrera. “Estamos perdiendo entre 30 y 40 puntos de carga aerodinámica, y las decisiones de los comisarios no ayudan”. Sus declaraciones pusieron en duda no solo la actuación arbitral, sino también la capacidad del equipo para ofrecerle un coche competitivo.

El enfado de Hamilton se sumó al malestar general que vive Ferrari. Mientras él explotaba por radio, el presidente John Elkann ya preparaba su crítica pública hacia los pilotos, pidiéndoles “centrarse en conducir y hablar menos”. La sincronía entre ambos episodios dejó en evidencia el caos interno en Maranello.
Fuentes cercanas al equipo describen un ambiente tenso y silencioso en el garaje después del abandono. Los mecánicos evitaron comentar las palabras de su piloto, conscientes de que cualquier respuesta podría avivar la polémica. En los pasillos, la sensación era de impotencia.
Los comisarios, por su parte, defendieron su decisión alegando que Hamilton “no dejó suficiente espacio y causó el contacto”. Sin embargo, ex pilotos como Damon Hill consideraron la sanción “excesiva para un incidente de carrera menor”.
El resultado fue devastador para Ferrari: doble abandono, cero puntos y una caída al cuarto puesto en el campeonato de constructores. El desastre deportivo vino acompañado de una crisis de comunicación que dejó al descubierto la falta de coordinación entre piloto, dirección y presidencia.
“Ferrari está viviendo un conflicto de liderazgo”, apuntó un analista de Sky Sports. “Hamilton cuestiona a los comisarios, Elkann critica a los pilotos y Vasseur trata de apagar incendios. No hay una sola voz que marque el rumbo”.
Con solo tres carreras por disputar, el gigante italiano se encuentra en una encrucijada. La presión mediática sobre Hamilton y Leclerc es máxima, y la paciencia en la directiva se agota. En Interlagos, la furia del campeón no solo se escuchó en la radio: fue el eco de una Ferrari que parece perder el control desde adentro.
