Novak Djokovic sorteó una dura prueba física y emocional el jueves para avanzar a la tercera ronda del Abierto de Francia por vigésima vez en su carrera, estableciendo un nuevo récord en el torneo.
El serbio, actual campeón defensor, venció al francés Corentin Moutet por 6-3, 6-2, 7-6(1) en un partido que se complicó en el tercer set, cuando necesitó atención médica por una ampolla en el dedo gordo del pie izquierdo.
Djokovic fue quebrado en el primer game del partido, lo que provocó una ovación de la multitud en la cancha Suzanne-Lenglen, alentando al jugador local. Sin embargo, el número 1 del mundo recuperó rápidamente el control del encuentro.
En el tercer set, con el marcador igualado 2-2, Djokovic se deslizó hacia una bola y terminó cayendo con todo su peso sobre su pie derecho, lo que agravó la lesión en el dedo izquierdo. Tras ser vendado por el fisioterapeuta, el serbio cedió un quiebre pero se recuperó de inmediato.
Moutet llegó a tener punto de set con el marcador 6-5, pero falló un revés crucial. Djokovic forzó el tiebreak y lo dominó con autoridad.
“Con él, cualquier cosa es posible. Pero logré encontrar los golpes correctos para mantenerme en el partido”, dijo Djokovic tras el triunfo.
Djokovic, quien ganó recientemente el Abierto de Ginebra —el título número 100 de su carrera— busca su cuarta corona en París y su 25º Grand Slam. En 2023 se retiró antes de jugar cuartos de final por una lesión en la rodilla, pero este año está decidido a avanzar pese a las molestias físicas.