Denuncian favoritismo estructural por propiedad múltiple de equipos

Doha, 27 de junio de 2025. En medio del desarrollo del renovado Mundial de Clubes 2025, estalló una nueva controversia que va más allá de lo deportivo: múltiples federaciones y medios han señalado con preocupación el creciente poder de los clubes controlados por conglomerados empresariales, especialmente en relación con la propiedad múltiple y sus implicancias sobre la integridad competitiva del torneo.

La principal crítica gira en torno a equipos respaldados por fondos soberanos o grupos corporativos que controlan más de un club a la vez, como el Fondo de Inversión Pública de Arabia Saudita (PIF), propietario o inversor en clubes como Newcastle United (Inglaterra), Al-Nassr (Arabia Saudita) y CR Flamengo (Brasil). Esta situación ha reactivado las alarmas sobre un posible conflicto de intereses, especialmente cuando más de un club con el mismo respaldo económico participa en la misma competencia.

El punto álgido se vivió tras la eliminación de River Plate y Boca Juniors, que fue aprovechada por el presidente argentino Javier Milei para renovar su discurso sobre la privatización total del fútbol argentino. “Los clubes que no se reconvierten en sociedades anónimas están condenados a desaparecer del mapa internacional”, declaró en una conferencia transmitida desde Buenos Aires. Desde la AFA y algunos clubes, como San Lorenzo y Argentinos Juniors, se rechazaron las declaraciones, argumentando que el problema no es la gestión local, sino “las reglas asimétricas que benefician a quienes manejan los hilos financieros de la FIFA”.

Datos recientes refuerzan esa visión: de los 8 equipos clasificados a cuartos de final, 5 tienen vínculos directos o indirectos con estructuras de capital transnacional. Por ejemplo, el City Football Group, dueño del Manchester City, también controla clubes como New York City FC, Girona FC y Montevideo City Torque. Aunque solo un club de este grupo participa en el torneo, su red de jugadores y recursos globales genera una ventaja comparativa. Según un informe de The Guardian, los equipos con propiedad múltiple poseen un 37% más de valor de mercado promedio por jugador en comparación con clubes independientes.

La FIFA, por su parte, ha intentado minimizar la situación. En una declaración oficial, el portavoz del organismo, Carlo Nardini, afirmó que “no se han detectado violaciones al reglamento actual sobre propiedad cruzada”, aunque reconoció que “es una cuestión en evaluación continua”. Sin embargo, voces dentro del propio comité organizador han señalado que el creciente dominio de grupos financieros amenaza con desvirtuar la esencia de una competencia que nació para representar la diversidad del fútbol de clubes a nivel mundial.

Desde la UEFA, que ha prohibido recientemente que equipos con el mismo dueño participen en una misma edición de torneos europeos, se ha enviado una nota a FIFA solicitando la revisión de los criterios de elegibilidad para futuras ediciones del torneo. Aleksander Čeferin, presidente de la UEFA, fue enfático: “Si permitimos que los intereses financieros se impongan sobre la competencia deportiva, perderemos la credibilidad que tanto costó construir”.

El Mundial de Clubes 2025, que debutó este año con 32 equipos, está demostrando que el desafío no es solo organizar un torneo más grande, sino más justo. La creciente presión mediática y política podría obligar a la FIFA a modificar sus normas antes de la edición 2029. Por ahora, la controversia sigue latente, con más interrogantes que respuestas sobre quién manda verdaderamente en el nuevo fútbol global.

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