Christian Horner fuera de Red Bull: escándalo, traiciones y un despido que sacude a la Fórmula 1

En una decisión que ha estremecido el paddock como pocas veces en la historia reciente del automovilismo, Christian Horner fue oficialmente despedido el pasado 9 de julio de su puesto como Team Principal y CEO de Red Bull Racing, tras 20 años al mando de la escudería. Su salida no solo marca el fin de una de las eras más exitosas del deporte, sino que abre una grieta de incertidumbre y suspicacia entre fanáticos, expertos y protagonistas del campeonato.

Horner, que lideró a Red Bull desde su fundación en la F1 en 2005, acumuló un palmarés impresionante: 8 campeonatos de pilotos (4 con Vettel, 4 con Verstappen), 6 títulos de constructores, más de 120 victorias, y una autoridad técnica y política inigualable en el paddock. Pero su repentina salida no se debió a una cuestión de legado, sino al cúmulo de tensiones, escándalos personales y luchas internas que terminaron por hacer insostenible su permanencia.

El inicio del derrumbe

La relación de Horner con los altos mandos de Red Bull Austria se volvió cada vez más tensa tras la muerte de Dietrich Mateschitz, fundador de la marca energética, en 2022. El vacío de poder y la reestructuración posterior de Red Bull GmbH provocaron una pugna de liderazgo entre la sede británica del equipo de F1 (donde Horner tenía gran autonomía) y la sede central en Austria, donde Helmut Marko —asesor deportivo y figura histórica del equipo— conserva un poder decisivo. Según reportes, Horner había intentado marginar a Marko en la toma de decisiones, algo que sentó mal entre los directivos austríacos.

Pero las grietas internas no eran lo único. En febrero de 2024, Horner fue investigado por presunto comportamiento inapropiado hacia una empleada. Aunque Red Bull cerró el caso de forma interna sin sanciones formales, la controversia no desapareció del todo, y su imagen pública quedó dañada. Voces dentro del paddock sostienen que el escándalo debilitó su posición de forma irreversible, y algunos insiders apuntan a que “nunca volvió a tener el control completo del equipo desde entonces”.

Una temporada en caída libre

El rendimiento de Red Bull en 2025 ha sido, además, decepcionante. Actualmente el equipo ocupa el cuarto lugar del campeonato de constructores con solo 172 puntos, muy lejos de McLaren (460 pts), Ferrari (392) y Mercedes (312). A pesar del dominio individual de Max Verstappen, quien ha sumado el 96% de los puntos del equipo, el RB21B ha tenido problemas de confiabilidad, desarrollo técnico y ritmo en clasificación. El contraste con la hegemonía absoluta de 2023 y 2024 es brutal.

Se supo que Verstappen y su padre Jos estaban molestos con la dirección técnica del equipo, y según medios neerlandeses, exigieron cambios en la cúpula como condición para su permanencia en 2026. Algunos periodistas han revelado que el propio Horner filtró en marzo críticas internas hacia los ingenieros y al desarrollo del nuevo motor Ford para 2026, rompiendo así la frágil unidad interna.

El reemplazo y la incógnita del futuro

El elegido para sucederlo es Laurent Mekies, ingeniero francés con experiencia en la FIA, Ferrari y más recientemente en Racing Bulls (filial de Red Bull). Su nombramiento fue inmediato. Se anunció oficialmente la mañana del 9 de julio, apenas minutos después del despido de Horner. El mensaje fue claro: había una urgencia por reordenar el liderazgo antes del inicio del segundo semestre y del desarrollo intensivo del monoplaza 2026.

Los efectos colaterales ya se sienten. Adrian Newey, genio técnico de Red Bull y arquitecto de todos sus autos campeones, ya había anunciado su salida semanas atrás. Peter Bayer (CEO de Red Bull GmbH) y Marko ahora tienen el control absoluto, y Mekies deberá convencer tanto a Verstappen como al nuevo socio técnico Ford de que el barco no se hunde.

Reacciones divididas

Los fanáticos, especialmente los seguidores leales a Horner, reaccionaron con indignación. El hashtag #JusticeForHorner llegó a ser tendencia en redes sociales, mientras que en foros especializados se cuestiona si la salida fue realmente por razones de rendimiento o si obedeció a una purga política para proteger otros intereses. En palabras del ex jefe de F1 Bernie Ecclestone, “lo trataron como si hubiera cometido un crimen… algo no cuadra”.

Verstappen, en un comunicado sobrio, agradeció el tiempo compartido con Horner y evitó polémicas. Sin embargo, su entorno ha dejado entrever que podría activar su cláusula de salida si Red Bull no remonta posiciones antes de la última carrera del año.

¿Un retiro dorado?

Según fuentes de Sky Sports, Horner tenía contrato hasta 2030 con un salario estimado de 8.9 millones de libras al año, por lo que la indemnización podría rondar los 70 a 80 millones de dólares. Además, se espera que cumpla una cláusula de “gardening leave”, que lo mantendrá alejado del paddock al menos hasta 2026.

El futuro de Horner es incierto. Algunos lo vinculan con Ferrari, otros con el regreso de Alpine como jefe técnico. Pero lo que nadie discute es que su despido ha dejado un vacío simbólico en la categoría reina del automovilismo.


En conclusión

Christian Horner ya no es parte de Red Bull. Se va el hombre que construyó un imperio desde cero, pero también el personaje más divisivo de la F1 moderna. Su salida revela que la Fórmula 1 no solo se gana en la pista, sino también en las salas de juntas, en las oficinas de abogados, y, a veces, en el silencio incómodo de una investigación interna.

La Fórmula 1 entra en una nueva fase… sin Horner, pero con todas las piezas aún en movimiento.

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