Los Atléticos han dejado Oakland para siempre al mudarse temporalmente a Sacramento, donde jugarán durante las próximas tres temporadas en el Sutter Health Park. Este movimiento es una medida provisional mientras esperan la construcción de su nuevo estadio en Las Vegas, previsto para 2028.
A pesar del cambio de sede y la incertidumbre que rodea a la franquicia, los A’s encaran la temporada con altas expectativas y el objetivo de regresar a los playoffs, algo que no logran desde 2020. Con una marca de 69-93 la campaña pasada, el equipo mostró señales de crecimiento tras el receso del Juego de Estrellas, donde lograron un balance de 32-32.
El propietario John Fisher sorprendió durante la temporada baja al invertir en refuerzos clave. El jardinero Brent Rooker firmó una extensión de cinco años por 60 millones de dólares, mientras que el lanzador Luis Severino se unió al equipo con un contrato de tres años y 67 millones de dólares. Además, el mánager Mark Kotsay extendió su vínculo con el club hasta 2029, consolidando la estabilidad en el proyecto.
El roster cuenta con un núcleo sólido de jugadores, incluyendo a Rooker, JJ Bleday, Lawrence Butler y Shea Langeliers. En el montículo, Severino encabeza una rotación prometedora, mientras que el cerrador Mason Miller aporta una de las rectas más potentes de la liga, lanzando el 49.8% de sus envíos a más de 100 mph en 2023, un récord en Grandes Ligas.
Aunque dejar Oakland fue un golpe para los fanáticos, los jugadores ven con optimismo su etapa en Sacramento. “Creo que será una experiencia íntima en el buen sentido”, comentó Bleday sobre el nuevo estadio, que con una capacidad de 14,000 aficionados podría generar una atmósfera más vibrante y cercana al equipo.
Con una mentalidad renovada y un plantel reforzado, los Atléticos aspiran a competir en la División Oeste de la Liga Americana y pelear por un puesto en la postemporada.