París, 2 de septiembre de 2025. — El París Saint-Germain ha quedado en el centro de una controversia política luego de que el defensor ucraniano Illia Zabarnyi, recién fichado este verano, emitiera declaraciones en las que tomó distancia pública de su compañero ruso, el portero Matvei Safonov.
En una entrevista concedida al medio francés L’Équipe, Zabarnyi expresó: “Respetamos el vestuario, pero no puedo ni debo tener una relación cercana con alguien que representa a un país que está agrediendo al mío. Nuestro trato será estrictamente profesional”. La frase, directa y sin rodeos, ha generado un terremoto mediático en Francia y más allá.
Zabarnyi, de 23 años y procedente del Bournemouth de Inglaterra, llegó al PSG como refuerzo clave para su defensa. Pero su postura sobre el conflicto entre Ucrania y Rusia ha provocado división incluso dentro del propio club. Según fuentes internas citadas por Le Parisien, varios jugadores consideran que este tipo de afirmaciones “rompen el espíritu de unidad del vestuario”.
La tensión aumenta al recordar que Safonov, internacional con Rusia, también firmó este verano con el PSG, en medio de críticas por su vinculación con una selección aún excluida de muchas competiciones UEFA. Aunque no ha emitido declaraciones públicas, se ha reportado que Safonov está “molesto” por la situación.
Desde el cuerpo técnico, el entrenador Luis Enrique ha intentado bajar el tono. “El PSG es un club multicultural. Aquí lo importante es el respeto mutuo. No vamos a permitir que cuestiones políticas afecten nuestro trabajo diario”, declaró en conferencia de prensa.
El conflicto ha desatado opiniones encontradas en redes sociales. Mientras algunos aplauden el coraje de Zabarnyi, otros le acusan de trasladar un conflicto geopolítico al ámbito del deporte. “Esto es lo que pasa cuando el fútbol deja de ser fútbol y se convierte en escenario de guerra fría”, opinó el columnista deportivo Didier Roustan.
Por ahora, el PSG no ha tomado ninguna medida disciplinaria ni ha emitido sanciones. Sin embargo, medios franceses aseguran que el club considera organizar una reunión entre ambos jugadores, con presencia de la directiva, para “establecer límites claros” en el vestuario.
El caso podría marcar un precedente sobre cómo gestionar relaciones internas en clubes que reúnen jugadores de países enfrentados políticamente. Más allá del impacto deportivo, el PSG deberá decidir si interviene o mantiene su política de neutralidad.