Empresario polaco desata indignación al arrebatarle gorra a un niño en el US Open

Nueva York, 1 de septiembre de 2025. — El US Open vivió un escándalo insólito que trascendió más allá de lo deportivo. Durante un partido del cuadro masculino, un empresario polaco, identificado como Piotr Szczerek, fue captado en video arrebatándole a un niño una gorra firmada por el tenista Kamil Majchrzak. El gesto, visto por miles de aficionados en el estadio y millones más a través de redes sociales, desató una ola de indignación global.

En las imágenes se observa cómo Majchrzak se acerca a la grada para entregar su gorra a un niño, pero Szczerek, sentado a escasos metros, la toma bruscamente antes de que el pequeño pueda recibirla. Los abucheos no se hicieron esperar y la escena se volvió viral en cuestión de horas.

El propio Szczerek intentó justificarse en un comunicado difundido en medios polacos: “Fue un malentendido, no quise lastimar al niño. La emoción del momento me ganó”. Sin embargo, la explicación no convenció a nadie. Ante la presión mediática, tuvo que devolver la gorra y emitir una disculpa más formal: “Reconozco que actué mal. Lamento profundamente lo ocurrido y ya me disculpé con la familia del niño”.

La familia afectada, sin embargo, aseguró que la disculpa fue “tardía y obligada”. El padre del menor declaró a medios estadounidenses: “Mi hijo estaba feliz de recibir un recuerdo único, pero en segundos se lo arrebataron en la cara. Eso no se olvida tan fácil”.

El episodio también repercutió en el ámbito empresarial. Según reportó The Times, las empresas de Szczerek sufrieron caídas de hasta un 20% en calificaciones online y comenzaron a recibir llamados a boicot en redes sociales.

Majchrzak, protagonista involuntario del escándalo, mostró solidaridad con el niño: “Le prometí que le enviaré otra gorra firmada y entradas para mis próximos partidos. Los niños son los que mantienen vivo el espíritu del tenis, no los oportunistas”.

Lo que debía ser una fiesta en el Abierto de Estados Unidos se convirtió en un recordatorio de cómo un simple gesto puede empañar la imagen de un torneo de prestigio internacional.

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