El béisbol dejó de ser solo un juego para Lance McCullers Jr. y su familia cuando las amenazas en redes sociales se volvieron parte de su vida cotidiana.
El lanzador de los Astros de Houston vivió un episodio alarmante cuando, tras una mala salida, su familia recibió amenazas de muerte online. El impacto fue tal que su hija de cinco años, Ava, escuchó a su madre hablar por teléfono sobre el tema y le preguntó con inocencia:
—“¿Papi, qué son amenazas? ¿Quién quiere hacernos daño?”—
Una pregunta que desarmó por completo al pelotero. “Esas conversaciones son difíciles de manejar”, reconoció McCullers en entrevista con The Associated Press.
El caso del derecho de Houston no es aislado. El relevista de los Red Sox, Liam Hendriks, también denunció públicamente que su esposa había sido blanco de amenazas y comentarios violentos en redes sociales. A raíz del caso de McCullers, los Astros contactaron a la MLB y a la policía de Houston, que mantiene abierta una investigación. Además, el dueño del equipo, Jim Crane, contrató seguridad privada 24/7 para proteger a la familia del jugador.
El fenómeno del ciberacoso en el béisbol ha crecido, y muchos peloteros lo vinculan directamente al auge de las apuestas deportivas legalizadas. “Recibes muchos mensajes de que arruinaste una apuesta… Es ridículo”, explicó Justin Wilson, relevista de Boston.
Por su parte, Christian Yelich, MVP de la Liga Nacional en 2018, asegura que “ya ni siquiera te sorprende. Es algo de todas las noches para todos nosotros”.
En un entorno donde el rendimiento es examinado al detalle y la frustración del aficionado encuentra eco digital, el lado humano de los jugadores queda expuesto. Y, como demuestra McCullers, a veces el precio es demasiado alto.